Inicio / Romance / ¡Dame un bebé, mi esposa contratada! / Capítulo 37 Dignidad hecha trizas
Capítulo 37 Dignidad hecha trizas

Leonel empujó a Rosa con fuerza, su mirada era tan oscura como una tormenta contenida.

—¿Qué pasa? ¿Milán ya no es suficiente para ti? ¿Y decidiste regresar?

Rosa se lanzó sobre él, intentando abrazarlo, pero Leonel la apartó sin piedad.

—¡Leonel, me equivoqué! ¡De verdad, cometí un error y lo sé! ¡No quiero ir a Milán, no quiero ser modelo, quiero casarme contigo, quiero darte hijos! —balbuceó Rosa, desbordada de emociones, con los ojos fijos en su rostro—. ¡Silvina solo fue un regalo que te hice! ¿Cómo pudiste casarte con un regalo y olvidarte de quien lo envió? ¡Leonel, ya regresé! ¡Estoy de vuelta a tu lado, y ese "regalo" puede retirarse!

¿Regalo?

Los ojos de Silvina se abrieron de par en par.

¿Qué demonios estaba diciendo Rosa?

Giró lentamente la cabeza para mirarla, sin poder creer lo que oía. Pero Rosa ni siquiera se dignó a mirarla; seguía implorando a Leonel con desesperación:

—Leonel, yo te amo de verdad. Lo sabes. Lo de Milán... ese desfile siempre fue mi sueño. Esa noche,
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