Dante limpio su camisa, sudor y subió a la habitación, debía hablar con Aurora, ponerla a salvo para lo que se venía, ya había hablado con Alonzo y el se encargaría de protegerla hasta con su propia vida si fuese necesario.
Dante se acercó a Aurora con una carpeta en mano y una sonrisa persuasiva.
—¡Hola bonita!, necesito un favor importante. Tengo unos documentos que debo enviar a Alonzo, quien está actualmente en Bolonia. Me preguntaba si podrías ser tú quien los lleve —dijo mientras se acercaba a ella, y la tomaba de la cintura.
Aurora levantó una ceja, intrigada por la petición.
—¿Por qué yo? —preguntó Aurora con curiosidad.
Dante se encogió de hombros y respondió.
—Porque eres la única en quien confío plenamente. Sé que puedo contar contigo para que estos documentos lleguen a Alonzo de manera segura y sin contratiempos.
Aurora pareció dudar por un momento antes de hacer otra pregunta.
—Está bien, iré a Bolonia —dijo finalmente—. Pero no iré sola. ¿Quién me acompañará
Dante son