Me despierto desorientada, sin saber qué es lo que sucede. Es entonces cuando los recuerdos llegan y yo veo a Maximiliano a mi lado moviéndose con incomodidad como si algo en su mente estuviera atacándolo.
— No, por favor no. — dice Maximiliano.— Aquí estoy, Maxi. Despeja tu mente y aléjate de esa nube llena de lluvia. Ven a la luz. — susurro sin saber si yo estoy en la luz.— Yo no seré como tú. No voy a causar daño. — dice Maximiliano.— Tranquilo. Estás a salvo.— ¿Por qué? No me hagan daño. — dice Maximiliano hiperventilando.Por eso, coloco mi mano sobre el pecho de Maximiliano sintiendo que su corazón va a explotar y yo solo puedo acariciar su pecho deseando que eso sea suficiente para poder ayudarlo.‘¿Qué debería hacer?’ me pregunto mentalmente.La preocupaci&