Maximiliano sonríe satisfecho por lo que le he dicho y de inmediato agarra mi mano para colocarla en su entrepierna y apretarla un poco como si solo tocarla no fuera suficiente para saber lo duro que está.
— Oh, si es verdad, querida esposa. El cuidado de mi polla y todo lo que le pase debe ser tu prioridad. — dice Maximiliano dándome un beso que calienta tanto mi cuerpo que no puedo evitar sentir como la ropa sopa y sus toques son tan necesarios.— Oh, Maxi…— No sabes cuanto me agrada que me llames así. — dice Maximiliano sonriéndome mientras me besa.No hablamos, solo nos dejamos llevar, pero esta vez él no me exige que lo monte para hacerlo y yo no tengo miedo de que entre en mí, si no, mucho deseo que me invada completamente.El sexo no es salvaje o con movimientos acelerados que amenazan con enloquecernos, si no que, es lento y besa cada parte de mi cuerpo como si tuv