Maximiliano me sonríe como si celebrará haberme hecho tanto daño, porque aunque no estoy herida y solo aturdida por todo lo que ha sucedido, sin duda, esto que he experimentado me ha dañado la mente y herido mi corazón.
Sobre todo, porque ni siquiera en mis sueños más locos habría visto algo así. La crueldad de ellos supera incluso lo inimaginable y yo ya no puedo escapar de esto. Él no lo permitirá y yo no puedo salir por mi propia cuenta cuando no tengo un respaldo que Maximiliano posee y sabe utilizar.
— Esto no va a cambiar por mucho que te lamentes, Axael y si lo que pretendes es que me canse de ti, lamento decirte que ver a mi pequeña pajarita intentando salir porque apenas ha descubierto que está una jaula, me resulta tan reanimante y divertido que disfruto de tu espectáculo.
— Eres un desgraciado, un mal hombre que merece tener todos esos monstruos que le impiden ser feliz. No puedes serlo cuando provocas tanto dolor.
— Los que han muerto, no son buenas personas, Axael. El peq