El pánico me hace enloquecer, mientras siento que voy a morir en cualquier momento porque mi esposa yace en el suelo inconsciente. Desesperado, tomo a mi esposa y corro con ella en brazos rumbo al auto donde mis escoltas ya me esperan.
— Por favor, no me digas que vas a marcharte, te lo pido. — digo con mi cuerpo temblando completamente.— Jefe…— Ella se encuentra bien, mi esposa está bien, solo se encuentra cansada. — digo con mi corazón muriéndose porque esto es mi culpa.Los chicos conducen y nos escoltan como los profesionales que son ante este tipo de situaciones mientras yo llamo a mi esposa sin obtener una respuesta.— Esposa, por favor, dime que te encuentras bien. — digo desesperado por no saber cómo ayudarla.— Jefe, debería revisar si hay latidos en su corazón.— ¡Claro que lo hay! Mi esposa no ha muerto. — digo llor