Maximiliano acaba de escuchar que estoy mal, que no tengo solo cáncer de mama, pero, eso no parece perturbarlo. Ya que, está excitado y haciendo esos movimientos para que yo quiera quedarme en sus brazos.

— Estás esforzándote mucho para que sea casual. — digo y Maximiliano sonríe notando que he descubierto sus verdaderas intenciones.

— No quiero que sientas que te estoy presionando.

— Acaban de decirte que estoy muriendo.

— Sí, pero, eso es lo que me dijiste desde antes de casarnos, así que, no hay una sola novedad. Además, debería ser ese un recordatorio diciéndote que debes gastar tu energía en disfrutar la vida y no en toda la mierda de tu enfermedad.

Es verdad, preocuparme y llorar por mi destino solo me hará perder el tiempo y eso es justamente lo que no tengo. Por lo que, me giro para ver el hombre que detiene la lluvia artificial.

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