Los doctores no me dejan marcharme fácilmente, cada uno de ellos me da las recomendaciones para no tener que estar internada a donde sea que me encuentre o que tengan que esperarme con una ambulancia apenas baje del avión.
— Necesito que tome en cuenta cada una de las indicaciones que le hemos dado. — dice uno de los doctores.— Me aseguraré que se cumplan, no se preocupen. — dice Maximiliano con firmeza.— No se preocupe, me comprometeré a cumplirlas. — digo sonriente por poder marcharme.Los doctores me entregan las medicina y documentos que describen el horario en que debo tomarlo, por lo que, en silla de ruedas salgo del hospital donde los chicos se toman en serio la seguridad.— ¿A dónde iremos?— Quiero ir a Colombia y Brasil, ¿podemos ir allá? — pregunto sonriente.— Sí, eso haremos. — dice Maximiliano.Ni siq