81. Desaparición
Los números en el contrato de arrendamiento del centro comercial de Alcorcón se difuminaban ante mis ojos mientras intentaba concentrarme. Diego estaba explicando algo sobre las cláusulas de renovación, pero su voz se convertía en un murmullo de fondo mientras mi mente derivaba hacia pensamientos que no debería estar teniendo.
¿Cómo estaría Max esta mañana? ¿Habría desayunado algo, o seguiría con esa rutina autodestructiva de alcohol y más alcohol? ¿Elena habría logrado convencerlo de tomar sus medicamentos? ¿O habría salido otra vez sin decir palabra, perdiéndose en los bares de Madrid hasta el amanecer?
—Lorena, ¿estás escuchando? —la voz de Diego me trajo de vuelta al presente bruscamente.
—Perdón, sí. Las cláusulas de renovación —mentí, tratando de enfocarme en los papeles dispersos sobre la mesa de mi suite.
—Decía que podríamos renegociar los términos con los inquilinos principales. Algunos han mostrado interés en expansión, lo que nos daría mejor posición para presionar a los ba