19. Estrategias en la Oficina
La rutina de la empresa ya no le resultaba extraña. Lorena, instalada en su papel de CEO adjunta, enfrentaba miradas inquisitivas, comentarios susurrados y la sombra constante de Isabela sobre cada decisión. Pero aquella mañana algo era distinto. Caminaba por los pasillos con la sensación de que cada paso tenía un propósito más allá del deber. La determinación que la impulsaba era más clara: no iba solo a trabajar, iba a desenmascarar a su enemiga.
Los empleados la saludaban con respeto, algunos con una cortesía forzada, otros con genuina admiración. Ella devolvía cada gesto con calma, cuidando que nada en su rostro revelara el huracán que llevaba dentro. En este tablero, la frialdad era un arma, y ella había aprendido a usarla.
Camila la esperaba en su despacho, con una carpeta gruesa entre los brazos y un brillo conspirador en los ojos. Su asistente ya no era solo una subordinada; se había convertido en una pieza esencial de aquella guerra silenciosa.
—Aquí están los archivos que pe