.21.
Sofía intentó zafarse nuevamente, pero la firme mano de Fernando en su nuca lo hizo imposible. Su resistencia cedió poco a poco, ni siquiera supo cómo o por qué. Quizá fue la dulce sensación del beso, ese sabor que nunca había imaginado disfrutar. Por un instante, dejó caer sus puños sobre el pecho firme de Fernando, frustrada consigo misma. Lo odiaba, y más aún, se odiaba a sí misma por disfrutarlo.
Pero entonces, la imagen de Hugo apareció en su mente como un rayo. Fue suficiente para sacarla del trance. Con una fuerza renovada, logró separarse de Fernando y, sin dudarlo, le propinó una fuerte bofetada que resonó en la habitación.
—¡No vuelvas a hacer eso! —gritó, su voz temblando entre rabia y algo que no quería nombrar.
Su respiración era errática, casi excitante, pero no podía permitirse aquello. No podía serle infiel a Hugo cuando aún lo amaba. Él estaba impregnado en su alma para siempre, y nadie iba a poder arrancarlo de ahí, ni siquiera alguien que besara tan bien como Fernan