Mundo ficciónIniciar sesiónEl día transcurrió en una bruma de nueva intimidad y preparativos silenciosos. El pacto sellado con su último beso había cambiado la atmósfera de la cueva. La tensión nerviosa había sido reemplazada por una corriente subterránea de propósito compartido, una conexión que era a la vez emocionante y profundamente reconfortante.
Después de otra comida sencilla de carne seca y raíces dulces, Darius se puso a trabajar. Sacó varias pieles curadas de un rincón de la cueva. Eran suaves y flexibles, testimonio de su habilidad no solo como cazador, sino también como artesano. Eligió una piel de ciervo de un color marrón claro y la extendió en el suelo.
"Necesito tomarte medidas", dijo, su voz era un murmullo práctico que no lograba ocultar la intensidad de su mirada.
Elizabet se levantó, dejando que la pesada capa de oso cayera al suelo, quedando de nuevo completamente desnuda ante él. Esta vez, no había juego ni desafío en su desnudez, solo una confianza tranquila. Se que