66. Mi maldita condena

Lana apenas alcanzó a respirar cuando una sombra irrumpió entre los árboles, tan veloz y salvaje que el aire pareció cortarse a su alrededor.

No hubo gruñido.

No hubo grito.

Solo el cuerpo de Eryx saliendo de la nada, atrapándola por la cintura con una fuerza que la levantó del suelo como si no pesara nada.

—¡Suéltame! —gritó ahogadamente golpeándolo con los puños—. ¡Eryx!

Pero ya era tarde.

Él no respondió.

No discutió.

No explicó nada.

Simplemente la cargó, llevándosela contra su pecho como un cazador que acaba de recuperar su presa. Sus brazos la envolvían, pero no con ternura.

La sujetaba como si fuese suya, como si la huida hubiese sido una provocación, una traición personal.

Lana golpeaba, pataleaba, gruñía, incluso en medio del dulce dolor de su cuerpo por su cercanía.

Pero él seguía avanzando.

Atravesaron el bosque, las ramas se partían a su paso.

No dijo una sola palabra hasta cruzar la puerta principal de la casa de la manada.

—¿De verdad hiciste algo tan estúpido?

Subió las
Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP