Cap. 99: Tú eres el corazón de nuestra familia.
Amelia sintió cómo el corazón se le partía en dos. Iker sintió un golpe silencioso en el estómago.
El niño siguió hablando, rápido, como si temiera que si no lo decía ahora no podría hacerlo nunca más.
—Esa señora, la que estuvo hoy en la academia me dijo… que cuando ustedes tengan bebés… ya no me van a necesitar. Que… que yo voy a estorbar. Que cuando los papás se casan, los hijos se quedan atrás.
La última frase salió en un susurro que dolía solo de escucharlo.
Amelia lo abrazó sin pensarlo, apretándolo contra su pecho. Teo por fin soltó un sollozo pequeño, apenas audible. Iker cerró los ojos.
El cuerpo de Teo temblaba contra el de Amelia, y ella lo sostuvo como si pudiera protegerlo del mundo entero sólo con los brazos. Iker dio un paso al frente, con el rostro endurecido, una furia fría que no solía mostrar en voz alta pero que ahora le atravesaba la mirada.
—¿Qué señora? —repitió, la voz tensa, casi rota por dentro—. ¿Quién te dijo ese montón de mentiras?
Teo no respondió. Tenía