Cap. 118: No ahora que teníamos una posibilidad...
Las sirenas cortaron el aire segundos después. Los bomberos descendieron de los camiones corriendo hacia la bodega mientras las ambulancias se abrían paso entre los curiosos que empezaban a acercarse.
Amelia intentó incorporarse, pero sus piernas cedieron de inmediato. Iker la sostuvo.
—Tranquila, tranquila… —susurró, aunque su propia voz estaba quebrada.
—¿Y Lisandro? —logró decir ella, apenas audible. —¿Dónde está?
Iker tragó aire, incapaz de apartar la vista del fuego que seguía creciendo como una boca rugiente.
Blair se acercó, aún cubierta de polvo, con el ceño fruncido y la radio pegada al oído.
—Los bomberos están evaluando la zona. Intentarán abrir un acceso, pero… —no terminó la frase.
Amelia apretó los dedos de Iker con una fuerza que no parecía tener.
—Él… él estaba ahí. Él… —su voz se volvió un sollozo ahogado—. Iker, él se quedó para salvarnos.
Iker cerró los ojos un instante, sintiendo una presión insoportable en el pecho.
Lisandro era su medio hermano. Nunca habían sid