—No se suponía que fuera así.
—Ya terminó —murmura, y besa mi cabeza.
—Gracias.
—¿Por qué? —pregunta, separándose unos centímetros para verme y acomoda un mechón de pelo tras mi oreja.
—Por mantener la calma —Lo beso para no darle lugar a decir más nada.
Me arrincona contra la pared, besándome con intensidad, con necesidad, posa una de sus manos en mi nuca y la otra en mi cadera, volviéndome prisionera entre la pared y su cuerpo, hasta que volvió a sonar el timbre de la puerta; refunfuñando, la abro. En esta oportunidad sí era Lucas. Nos dirigimos hacia la cocina a tomar unos cafés, le comento lo que pasó con Seba y no le gustó nada el no haber estado aquí para ponerlo en su lugar, y sé que ahora viene su reprimenda.
—Yo siempre te dije que no me gustaba —exclama.
—Sí, lo sé; pero de todas formas, su mirada era diferente, destilaba mucha malicia, no parecía él.
—Y que querías?, le cortaron con otro hombre presente —acusa mi querido amigo.
—Ya sé que no estuvo bien, Lucas. Pensaba habl