Vuelvo mi mente al presente y la mirada al celular, para leer el mensaje que estaba a los pies de la foto.
«Estoy muy celoso de ese ave fénix, pero estoy dispuesto a perdonarlo si me dejas volver a acariciarlo»
Por todos los hijos de Zeus, yo también quiero que vuelvas a acariciarlo; de hecho, muero porque lo hagas... Otro mensaje.
«¿Cómo estás? ¿Llegaste bien?»
Es Seba. M****a, me había olvidado completamente de él. Lo siento, Seba, pero no estoy de ánimo para contestar ahora. Dios, ¿por qué me siento tan mal?, ¿por qué siento como si estuviera traicionando a Alex, si ni siquiera estamos juntos? Voy a terminar con esto, voy a hablar con él está noche; vamos a ver cuál es su respuesta, y qué es lo que está dispuesto a hacer.
Le escribo un mensaje a Sole.
Yo—: ¿Dónde estás?
Ella—: En la puerta.
Salgo del baño en el momento justo en que Sole entra, junto a Aye y Erik. Voy directamente a agarrar a mi hija, que comienza a hablar de lo linda que es la madre de Erik y lo bien que lo pasó; Tuve que hacer que parara, porque ni siquiera respiraba. Está tan emocionada, que atropella las palabras para poder contarme todo sin perder detalle alguno.
—Bueno, tengo que irme —anuncia Erik, y capta mi atención en ese instante.
—Espera —lo detengo tan rápidamente, que creo que se sobresaltó un poco. No fue mi intención.
— ¿Pasó algo? —pregunta, mostrándose un poco preocupada.
—No —lo tranquilizo—. Es que necesito un favor —digo dubitativa.
—Sí, dime.
—Bueno... —respiro hondo; es mejor que lo haga ahora, o no lo haré jamás —. Necesito que me lleves a la casa de Alex —digo demasiado rápido, para no echarme atrás, así que pude notar como hilaba las palabras para poder comprenderlas.
—¿Está todo bien, Lina? —curiosa, incrédulo por mi petición.
—Ese Alex, ¿es el que estaba abajo, verdad? —curiosoa Lucas, y yo asiento en silencio con la cabeza.
—¿El que te mandó la foto donde estás desnuda? —habla el estúpido de Gaby, riéndose. No se va a olvidar nunca de esa foto.
—No estaba desnuda, estaba en bikini; y es mejor que cierres el pico, si no quieres que te arranquen las dos cabezas —espeto, frunciendo el ceño.
—Ay, creo que le va a doler más perder la cabeza de ahí —exclama Lucas, señalando hacia abajo.
—Imbécil —masculla Gaby.
—Erik, ¿me llevas? —casi como que le estoy suplicando, pero no interesa en este momento; Quiero terminar con esto y, además, no quiero seguir en medio de la disputa de estos dos.
—Seguro, no hay problema —asiente, elevándose de hombros.
Luego que se despide de Sole con un beso escandalosamente ruidoso, salimos de la habitación y caminamos a la salida del hotel. Ya en el auto, estoy muy nervioso, mi estómago se contrae y las manos me sudan, las cuales limpias disimuladamente en mis jeans. Ni de chica me he sentido así, y no sé si me gusta mucho esta sensación.
—¿Lo viste? —interroga a Erik, sacándome de mi ensimismamiento.
—Ya sabes eso, hicieron un buen trabajo al sacarme de la habitación —le dedico una sonrisa, la cual me devuelve.
—Lo hice bien, ¿no? ¿Pudieron hablar? —pregunta poniéndose seria.
—No mucho, llegaron los chicos y fui a ayudarte con las cosas.
— ¿Y ahora vas a terminar esa conversación? —se interesa, también mirando el camino.
—Sí, es la idea; dijo que tenía la respuesta a mi pregunta, y quiero saber cuál es —le hago saber.
No sé por qué me es fácil hablar con él; es decir, no lo conozco de hace mucho, pero me da confianza. Quizás sea porque se ha mostrado de verdad como un amigo con nosotros y nunca se puso definitivamente de lado de Alex, sino que siempre fue muy neutral en lo mal que llevamos nuestra relación, y eso sin contar que jamás me habló de él, a menos que yo se lo haya pedido. Siempre respetó mis sentimientos, y también mis silencios con respecto a todo lo que tenía que ver con Alex.
— ¿Quieres que esa respuesta, tenga que ver contigo y él juntos? —pregunta muy cuidadosamente.
—Sí, eso quiero; me interesa, si no fuese así, no estaría yendo a su apartamento en este momento —declaro con toda sinceridad.
—¿Puedo hacerte una pregunta? —dice con cautela, mirando el camino.
-Si.
— ¿Qué vas a hacer con Sebastián? —lanza su pregunta mirándome de soslayo.
—Decirle la verdad. Intenté estar bien con Seba, sin pensar en Alex, pero no funcionó; Intenté sacármelo de la cabeza, pero no tuve resultado alguno. Por un momento pensé que sí había funcionado, pero en cuanto lo vi hoy, me di cuenta de que no solo estaba mintiéndole a Seba, sino que me estaba mintiendo a mí misma también.
—Me da gusto oír eso —asiente, y puedo ver como elevar las comisuras de sus labios asomando una sonrisa. Si él nos quiere juntos, yo también lo quiero. Pero ¿Alex también quiere que estemos juntos?—. Llegamos, es el décimo piso —anunciando señalando el edificio.
—¿No me vas a acompañar? —pregunto aterrada; No sé porque, pero mi voz tembló al hacer esa pregunta.
—No te va a pasar nada malo —esboza riendo.
—¿Me acompañas? —le pido; como lo noto dudar, decidido explicarme—. No soy muy buena con esto; solo hasta que abra la puerta, después te vas... Por fa, por fa —le ruego haciendo puchero.
—Bien, vamos —accede con su encantadora sonrisa.
Bajamos del auto y caminamos juntos hasta la puerta del edificio, entramos, subimos al ascensor; Todo en silencio, mis nervios me están matando, así que hago lo de siempre. Inhala-exhala, inhala-exhala.
Llegamos a la puerta de su apartamento y toco timbre. Me sudan las manos, m****a, lo de inhalar y exhalar no sirvió de nada.
La puerta se abre y se muestra una mujer, alta, refinada, con un vestido muy chico y con prácticamente los pechos al descubierto. Comenzo a sentir como mi bilis se acerca peligrosamente a mi garganta. Detrás de ella se acerca Alex, sorprendido, sí, pero ¿por qué? ¿Por verme?, ¿o por descubrir que soy una idiota? Inhala-Exhala. Inhala-Exhala. Lo voy a matar.