Capítulo 56-Lina

— ¿Qué haces aquí? —logra preguntar, mostrando que realmente está sor-prendido y no me esperaba. Por el rabillo del ojo puedo ver a Erik, negando en silencio con la cabeza.

—Vine para conocer la respuesta a mi pregunta —contesto, sorprendien-dome de que mi voz no titubeó y sonó muy estoica.

—Así que tú eres Lina, ¿verdad? —habla con voz chillona "la mujer con poca ropa".

—Lamento no saber quién eres tú —En ese momento siento la mano de Erik, que la posa sobre mi espalda. Sí, él sabe que estoy por estallar; lo miro de reojo a Alex y, por su cara de susto después del hipo, también sabe que estoy por estallar. Entonces, me limito a decir—: Ya tengo tú repuesta, así que me voy —escupo, mirándolo a los ojos sin mostrar ninguna clase de sentimientos; me limito a verme lo más impasible posible, giro sobre mis talones para marcharme de este lugar de m****a, y de esta estúpida situación.

—Pero no te dije nada —se apresura a decir.

—A veces no hace falta decir nada —entono sobre mi hombro, con Erik a mi lado, ya listo para irnos.

—No es lo que piensas —demanda el imbécil, agarrándome la muñeca.

—Alex —advierte Erik, pero lo ignora descaradamente.

—Esa es la peor frase que pudiste haber elegido, pensé que eras más original —espeto, demostrándole mi desprecio sin mirarlo.

—Es la verdad, Rachel está aquí porque yo la llamé... —comienza, pero lo interrumpo.

—Touché —me suelto de su agarre.

—Querido, ¿por qué no pasan?, hace frío aquí fuera —acota la tal Rachel, y su voz hace que me salte la térmica.

—Tal vez debería buscar la otra parte del vestido —Escucho a Erik aclararse la garganta para no reír.

—Linda, este vestido es de diseñadora; pero claro, alguien de tu clase no sabe la diferencia —esboza con arrogancia, mirándome de arriba abajo. La voy a prender fuego con su vestido de diseñador.

—Es mejor que cierres la boca; porque, las de mi clase —hago énfasis y me auto-señalo—, saben cómo hacer un vestido de diseñador con tus extensiones y usar tus siliconas como lentejuelas —Erik no aguantó más y comenzó a reír, y Alex estaba frunciendo la boca... ¿para no reír? Qué idiota.

—¿De qué te ríes, Erik? —inquiere ella, echando humo por las orejas y entrecerrando los ojos; él solo levanta las manos mostrando sus palmas y se eleva de hombros de manera despreocupada.

—Es mejor que entres Rachel —le ordena Alex sin dejar de mirarme.

—Sí, y tú también Alex. Tiene frío, ve a darle calor —digo, mostrando mi repugnancia y asco, gesticulando con mi mano para que circule en dirección a su apartamento.

—Lina, necesito que me escuches, por favor —pide, ignorando mi co-mentario.

—Es tarde; Tengo cosas más importantes que hacer, ya me hiciste perder mucho tiempo —artículo con serenidad, y comienzo a caminar hacia el ascensor.

—No —gruñe Alex—. No voy a dejar que te vayas hasta que me escu-ches —demanda frunciendo el ceño.

—Ya escuché y vi demasiado para mi gusto, y no quiero verte más, o vas a terminar circuncidado —dictamino con asco y subo rápidamente al ascensor.

Erik entra conmigo y Alex solo me mira con desesperación y miedo. Pero ya no importa; era como temí, solo vino a buscar su "pasión de verano", y eso acabó en cuanto lo vi con esa desagradable mujer. Y va a llegar del todo a su fin apenas vuelva a Buenos Aires.

—Lina, siento mucho lo que paso ahí —Erik rompe el silencio.

—¿Por qué te disculpas? No fue tu culpa, tu amigo fue el que cagó todo —le hago saber, ya más calmada, aunque el cuerpo no deja de temblar; Odio la post-adrenalina.

—Él me dijo que iba a terminar con ella; Quiero decir, quizás la llamada para hablar sobre eso —comenta, tratando de justificar al idiota de su amigo.

—Yo no creo eso; de todas maneras, es mejor así —aunque no me guste reconocerlo, hablo con total sinceridad, es mejor para todos que esto acabe antes de empezar.

—¿Por qué? —se interesa, ahora mirándome con curiosidad.

—Somos de diferentes lugares, somos de diferente "clase" —la última palabra la encaro con comillas e imitando la voz de la tal Rachel.

—No me vas a decir que te importó lo que esa mujer dijo?

—La verdad es que no, pero es bueno aclararlo a veces —le contesto, y dejo de hablar, no quiero seguir pensando en lo que pasó, ni en lo estúpida que fui al pensar que podíamos llegar a estar juntos a pesar de todo lo que nos rodea.

Salimos del edificio y nos dirigimos al auto, subimos y en todo el camino nos mantuvimos en silencio; Creo que los dos estábamos repasando la desastrosa y bochornosa escena en el apartamento de Alex.

—Lina, ¿vas a estar bien? —quiere saber, cuando llegamos al hotel.

—Sí, perfectamente —suspiro y le muestro una sonrisa—. ¿Te veo mañana?

—Por supuesto que sí —responde, devolviéndome la sonrisa.

—Bien; entonces, hasta mañana —lo beso en la mejilla y bajo del auto sin darle lugar a que diga una sola palabra más de lo ocurrido, porque sé que va a querer disculparse de nuevo por la idiotez del amigo y no quiero que lo haga; él no tiene la culpa de los actos de Alex.

Una vez abajo, corro al hotel y subo velozmente a mi habitación. Por suerte estaban todos dormidos, voy directo a la cama donde está Aye y me acuesto a su lado, rodeándola con mis brazos, acomodándola más junto a mí. No voy a darle lugar ese idiota a que me haga sentir mal, y menos que menos voy a derramar una lágrima; no se merece ninguna clase de sentimiento para con él, ni siquiera mi desprecio, absolutamente nada de mi parte.

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