Después de unos minutos se vuelve a escuchar el timbre, Gaby se levanta de un salto y va a abrir la puerta; El que llega esta vez es Lucas.
—Hola, preciosa —besa mi frente—; Pareces una chica mala —entona admirando mi ropa.
—Es la idea. ¿Cómo estás?
—Bien —mira el tequila—. ¿Empezaron sin mí?
—No es mi culpa si tardan —contesta Gaby sirviéndole un trago.
—Tenía que ser idea tuya —vocifera Lucas—. ¿Y Suela?
—No sé, debe estar haciendo la "ronda de tequila privada" con Erik antes de venir —contesto.
—Seguramente —asiente Gaby—. Yo también quiero una de esas —argumenta, antes de beber su trago.
Después de media hora nos hemos bajado más de media botella; estamos... ¿cómo decirlo...? Alegres. En ese momento vuelve a sonar el timbre, anunciando la llegada de Sole y Erik.
—Por los Dioses del alcohol destilado, ¡empezaron sin mí! —espeta Sole al vernos.
—Gaby —dijimos con Lucas al unísono, apuntándolo.
—Era de esperar, el nene siempre tiene que dar la nota —refuta la pelirroja.
—Nosotros le