Me señala que rodee la barra para ir hacia donde él está, yo giro mi cabeza para ver a los chicos y Sole, como era de esperar, está mirándome con la boca abierta; le guiño un ojo y camino hacia el otro lado. Cuando llego, quedo de frente a él, posa sus manos sobre mis caderas y me mira fijamente a los ojos por unos segundos, luego me alza para sentarme en la barra.
—Ponte cómodo —susurra a centímetros de mi rostro.
Me recuesto, levanto mi top dejando mi estómago al desnudo, y él empieza el ritual. Siento el fresco de la sal, una línea que viaja desde el centro de mis costillas hasta mi ombligo; luego siento el líquido áspero llenándolo, y se acerca a mí, entregándome una rodaja de limón, la cual, coloca en mi boca.
— ¿Estas lista? —indaga en voz baja en mí oído.
Yo solo puedo asentir con la cabeza; Acabo de perder el don del habla y, si sigue con esa mirada de picardía que promete una noche con constelaciones, voy a perder el don de respirar.
Comenzo a sentir su lengua caliente, abrie