Lleva su mano por el interior de mis muslos hasta llegar a mi sexo, hace a un lado la tanga y mete dos de sus dedos en mi interior; me arqueo y él me besa para llamar mi gemido. Empieza a moverlo de manera circular y con su pulgar toca mi clítoris.
—Alex... Aquí no —jadeo, sin tener fuerza para separarme.
—Aquí sí —habla besándome el cuello, ignorando mi queja deliberadamente.
—¡Chicos, por favor, no quiero ver una porno en vivo y en directo! —grita Erik desde adentro, haciéndome tenso. ¡¡Mierda!!
—¡Cierra los ojos! —le devuelve el grito Alex.
—Vamos —le ordeno, sacándolo de mi interior y saliendo de encima de él; o tratando de salir, porque agarró mis caderas y me presionó contra él, escondiendo su rostro entre mi hombro y mi cuello.
—Que se vayan ellos —farfulla agarrándome con fuerza. Yo empiezo a reírme por su actitud de malcriado.
—Vamos —repito, y me levanto llevándolo adentro conmigo—. Voy a cambiarme y nos vamos.
Una hora después estábamos de nuevo en el río. Sole tendió una m