— ¿Problemas en el paraíso? —pregunta el rubio, divertido.
—Por culpa de tu amigo Erik y su m****a de cuentos de hadas.
—¿De qué hablas?
—Tu primo se quiere casar, y todo se lo debo al corazón Shummy de Erik... M****a —escupo, golpeando el escritorio.
—¿Shummy? ¿Qué carajos es eso? —pregunta riendo.
—Una golosina de gelatina.
—Ahora entiendo —Ríe—. No le echa la culpa a Erik, él no tiene nada que ver en los sentimientos de mi primo —declara, al tiempo que toma asiento en donde estaba Alex minutos antes.
—No hablo de sentimientos; Desde que Erik le pidió matrimonio a Sole, Alex también quiere.
—¿Y tú no quieres? —se interesa.
—No —mascullo mirándome las manos.
—No lo amas? —Vuelve a cuestionar.
—Sí que lo amo, pero ¿eso que tiene que ver con casarse?
—No sé, todas las mujeres siempre se quieren casar con el hombre al que aman, y sueñan con formar una familia.
—Yo no soy como las demás mujeres —le aclaro.
—Ya me di cuenta —murmura con la mirada al suelo, luego la levanta y vuelve a hablar—. ¿Por qué no quieres casarte? —Otra maldita pregunta.
—Porque no le encuentro diferencia a como estamos viviendo ahora —respondo.
—Y entonces, ¿por qué no darle el gusto?
—Y ¿por qué no darme el gusto a mí?
—No te inscribas, Lina, no se trata de perder libertad; no vas a pasar a ser su esclava, o depender de él por casarte.
—¿Tú te casarías?
—Mmm... —Mira hacia arriba pensando, o haciendo que piensa, mejor dicho—. No, no lo haría; Ni siquiera tengo una pareja estable, y dudo mucho que la tenga —responde con total sinceridad.
—Entonces no cuestiones el por qué no quiero casarme y mis sentimientos para con tu primo —Él sólo asiente y sonríe, con ese gesto dándome una razón que no necesito—. ¿A qué venías?
—Pensé que te gustaba verme, mujer que quita el aire —dice a medio puchero.
—No me molesta verte —digo riendo—. Pero por algo viniste, ¿verdad?
—Sí —asiente y suspira—. Es que quería hablar contigo con respeto a tu ex.
—¿Sobre Dany? —pregunto confundida.
-Si; verás... Quiero que me digas todo lo que sepas de él; sé que lo conoces muy bien, sé que puedes llegar a pensar como él, y necesito todo lo que se te ocurre, Lina, por favor —me pide.
—Sí, te digo lo que quieras, pero dime algo específico; No sé, algo que quieras saber en concreto.
—Quiero saber dónde está —manifiesta.
—Si lo supiera, ya lo hubiera matado —le aseguro.
Después de hablar con Ian y darle todo lo que me pidió con respecto a Dany, me quedó un buen rato en la soledad de mi oficina. Luego de un rato, miro la hora y ya era tarde, no me preocupo por Aye porque Gaby la pasaba a buscar hoy; la llevaba al cine a ver una película animada y sé que está bien, así que me perdí en el tiempo; aunque quise hacer que mi cabeza pare de girar, no lo logré, generando con eso una profunda rabia por lo que pasó con Alex esta mañana. Sigo sin estar seguro de casarme con él; en realidad no es el problema que sea con él, el problema es que no quiero casarme, no sé si es miedo, o pensar que voy a perder mi libertad de expresión. Sé que Alex no es así, aunque lo parezca en varias oportunidades, y más cuando se trata en el sexo; cuando se pone a ordenar, a marcar su territorio ya poseer lo que supuestamente le pertenece, lo que él dice que le pertenece. De todas maneras, a mí no me molesta, me gusta ese filo que hay de juego de amo y sumisa, oa veces al revés, entre nosotros. La verdad es que no estoy muy segura sobre el casamiento.
Ya es muy tarde y no tengo ganas de regresar a casa todavía; Necesito pensar más, necesito más tiempo, y sé que las niñeras me van a seguir y lo van a mantener al tanto a Alex, así que me dispongo a salir por la parte trasera del resto y tomo prestado el auto de Sole, que lo tiene ahí estacionado desde que Erik se había ido de viaje con Alex y ella iba y venía conmigo, por lo que también cuento con las llaves. Subo en él, lo enciendo, se llena con la música de Oasis y voy a algún lugar donde pueda pensar.
Siento un golpe fuerte que viene de atrás, trato de maniobrar, pero el auto se me va hacia la derecha, con esfuerzo logro estabilizarlo y miro por el retrovisor, tengo un vehículo siguiéndome, y por como tiene la parte delantera, fue el mismo que me embistió; Esto no me gusta nada. Acelero y trato de perderlo, pero yo es imposible. Sin darme cuenta me metí en una calle cerrada; es decir, por estúpida me encerré sola. Bien, no lo pienso dos veces, agarro mi arma y pretendo salir del auto, pero cuando estoy por abrir la puerta el vehículo me vuelve a chocar. Salgo del carro a duras penas, ya con el arma perdida y respirando con dificultad, me encuentro con alguien que de verdad no pensé que podría llegar a encontrar.
—Dany—exclamo con poco aliento. Me incorpora y me prepara para pelear.
—No vayas por ahí, Lina —canturrea al ver que le iba a dar pelea.
—Acércate y te mato —espeto.
—Ya veremos eso.
Me acerco con todas mis fuerzas y, sin esperar a que a él reaccione, le propino un derechazo en la mandíbula, haciendo que retroceda, me acomodo para darle una patada directa en la cabeza; pero llega a esquivarla y me da un derechazo, el cual me desestabiliza. Me incorporo con rapidez, saca algo de su bolsillo y con un movimiento rápido me apoya una especie de pañuelo en la boca, haciendo que de a poco vaya perdiendo la conciencia. Lucho, pero llega un momento en que de a poco percibo mis piernas flácidas; Mi cuerpo no reacciona para poder defenderme, y todo se vuelve negro. Ya no puedo seguir luchando.