Narrador Omnisciente
Nikolai llega al departamento con una calma calculada, pero cada paso que da está cargado de tensión contenida. Su escolta ya le ha informado que Aria está a salvo, pero eso no le basta. Él necesita verla, asegurarse de que no tiene más que un susto y que este incidente no le ha hecho perder su control sobre ella.
El ascensor se detiene en el piso indicado, y las puertas se abren con un leve tintineo. Nikolai avanza con el andar firme de un depredador que sabe que domina su entorno. Su abrigo oscuro ondea ligeramente con su movimiento, y sus ojos, gélidos como el invierno ruso, están fijos en la puerta del departamento.
Cuando uno de sus hombres le abre la puerta, Nikolai entra sin vacilar. Su mirada barre el lugar, encontrando a Aria sentada en el sofá, envuelta en una manta. Está pálida, su nerviosismo evidente en la forma en que juega con un mechón de su cabello. Esa imagen le provoca una punzada en el pecho que no reconoce de inmediato como preocupación,