ARIA HATZIS
Había pasado toda la mañana dándome vueltas en la cama, después de que Nikolai se fuera. Sus palabras seguían resonando en mi cabeza y el calor de sus labios todavía lo siento.
Suspiro pesado con el rayo de luz pegando en mi cara. ¿Qué pasó anoche? Es lo que me preguntó sin poder creer todavía que nikolai haya entrado a mi habitación por el balcón.
Me levanté de la cama y me miré al espejo, mi rostro estaba cansado, mis ojos ligeramente rojos por la falta de sueño. Voy al baño, me lavo la cara con agua fría con la intención de borrar de mi mente lo sucedido. Me colocó un pantalón de satén y un suéter, no sin antes llevar mi móvil conmigo.
Bajo al living, camino a la cocina donde mamá está acompañando a la señora de Julia.
—Buenos días cielo — dijo mamá con una sonrisa cálida.
—Buen día señorita — habló la señora Julia con la mirada sobre la sartén.
—Buen día — respondí con la calma que quería mostrar mientras me siento en el taburete de la mesa —. ¿Necesitas ayuda?
—No mi