Capitulo 2

ARIA

Actualidad

Siempre será el que menos lo esperes. Es lo que aprendí esta noche que salimos con mi hermano. Una vida nueva, un sueño nuevo, amigos nuevos y una madre que creímos haber perdido que está devuelta en nuestras vida.

Dormí con mamá, sin apartarme de ella y estar atenta a cualquier cosa que necesite. Hoy en la tarde el doctor vendrá a ver su estado y nos dará el visto si es bueno que ella pueda viajar en avión.

Me levanto de la cama con cuidado sin querer despertarla, tomó aire dudando en ir al baño, ducharme y lavarme los dientes.

— Puedes ir mi cielo — mamá sonríe alegre, pero yo estoy preocupada por ella — puedo llamar al guardia que contrató tu hermano.

— Pero mamá…

— Ve tranquila — pulso el botón que está a su alcance haciendo llamar al gorila — Tengo un guardia no me pasara nada.

Pero yo no puedo confiar en nadie de aquí. La puerta de la habitación es golpeada e indicó a que pase, el hombre grande con traje negro y gesto serio pasa y lo miró con desconfianza.

— Si pasa algo, gritarme y vendré corriendo ¿De acuerdo?

— De acuerdo señorita — mamá responde con sarcasmo.

Le echó una última mirada a ese hombre, para después entrar al baño llevando mi maleta conmigo. En minutos trato de ducharme rápido y cepillarme los dientes. Me vestí con algo cómodo, un jeans de mezclilla y una blusa de mangas largas y una sandalia. Terminé de peinar mi larga y plateada cabellera para luego salir del baño.

Mamá está acompañada de Azriel que se encuentra ayudándola con la silla de ruedas, enseguida me acerco a ayudar.

— ¿Dónde iremos? — pregunta ella y yo miro a mi hermano porque no tengo idea.

— A la cocina mamá — dice Azriel riendo, me hace a un lado y empuja la silla de ruedas saliendo de la habitación — Aria ayúdame.

Sujeto la silla y alza a mamá en sus brazos bajando las escaleras con ella, por mi parte bajo con la silla de ruedas hasta abajo. El acomoda con cuidado a mamá en la silla de vuelta.

— Cuando han crecido mis niños — dice mamá mirándonos con cariño — Lamento que pasen por esto, lo siento mucho.

— No es tu culpa mamá — me arrodillo y la abrazó consolándola — No tienes que lamentar nada.

— Prometo que saldremos adelante — me encargo de limpiar sus lágrimas — Confíen en mí.

— Mamá — dije con la intención de que se le borre esa absurda idea — Te ayudaremos con eso.

Me resigno a olvidar la buena vida que teníamos y aunque sea difícil tengo que intentarlo. La vida de niña rica y la vida resuelta se disolvió en un abrir y cerrar los ojos.

Azriel se inca frente a ella, también limpia limpia las lágrimas de mamá. Se nota preocupado y él es muy protector conmigo desde la desgracia que nuestro padre nos hizo pasar eso solo lo hace ser aún más protector ahora que mamá volvió.

— Mamá me encargare de que nos les falte nada, tampoco dejaré que ese hombre vuelva aparecer frente a nosotros — aseguró con su voz gruesa y ronca, eso solo provoca que en mi cabeza se formen miles de preguntas y reclamos a mí misma — No voy a permitirlo — mi hermano mayor sostiene mi mano y me regala una de sus sonrisas sinceras.

MÁS TARDE.

Terminamos de cenar y recogí los cubiertos porque Azriel hizo la comida. Mi hermano decide llevar a mamá a su habitación y acompañarla en lo que el médico llega.

Entonces decido colocar música en mi teléfono con mis audífonos puestos con los Hits de Camila Cabello en Spotify que en primera suena “Beautiful” por alguna razón los ojos de dos colores se metieron en mi memoria. Carraspeó soltando ese recuerdo de los chicos que un día intentaron abusar de mí y él apareció como un ángel realmente hermoso. Sus ojos gris y el otro color miel claro se clavaron como dagas en mi corazón. Es solo agradecimiento sin él ese día hubiera sido mi muerte. Solo es eso…

— Aria — me sobresaltó cuando tocó mi hombro haciendo que un vaso se me resbale y caiga al suelo haciéndose trizas — Ten cuidado ¿Estás bien?

Mi corazón late rápido, sacudí mi cabeza volviendo a la realidad concentrandome en la voz de Azriel.

— Yo…creo que sí, si estoy bien.

— ¿Segura? — insistió otra vez preocupado tirando de mí lejos de los vidrios ya que estoy solo con medias.

— Si — intento recoger los vidrios pero Azriel no me lo permite — ¿Que?

— Déjame hacerlo.

Solo asiento sin replicar con mis manos hechas un puño sintiéndome una tonta. Ni siquiera puedo hacer una cosa simple sin estropear todo a mi alrededor. El termina y tira rodó al bote de basura, se lava las manos volviendo a verme.

— Lo siento fue un descuido estúpido…

—No importa, lo que me importa es que no te lastimaste.

— ¿Puedes dejar de tratarme como una niña de cinco años? Tengo veinte años Azriel — limpié mis manos mojadas.

— Aria.

— No, déjame terminar — lo interrumpí — Puedo al menos sentir una herida superficial como lo es una cortada de vidrio en mis manos y no una en lo profundo de mi corazón — mordí mis labios y contuve mis ganas de llorar que los recuerdos provocan — esos…son más dolorosos se sienten como espinas clavándose en mi corazón y en mi cabeza.

— Pequeña — él se acerca intentando tocarme aún así no se lo dejo.

— Olvídalo — le sonríe sin ganas de hacerlo y desconecto mis audífonos— Lo superare sola porque quiero hacerlo sola.

— Sabes que…— el sonido de la puerta no lo deja terminar, supongo que es el médico.

— Voy con mamá — me aleje de la cocina y subí a la habitación.

Mamá está acostada en la cama mirándome fijamente que siento que ve a través de mi. Parpadeo un par de veces y le sonrió aún así ella no lo hace solo está sería y sus ojos verdes están húmedos como si estuviera por llorar.

— El médico ya viene a ver tu estado mama — no le sostuve la mirada y me senté a su costado sin embargo siento que ella no deja de verme.

La puerta de la habitación se abre dejando ver a Azriel y al supuesto médico que trae una maleta en sus manos. Decidí apartarme y darle espacio al médico. Por otra parte, Azriel me mira pero no le devuelvo la sonrisa ni la mirada que hace en mi dirección.

El médico revisa la condición de mi madre, cuando él quiere quitar las cosas que tiene mamá en la nariz, apartó la mirada de ellos. Siento mi estómago revolverse, lo contengo y cierro los ojos en lo que el doctor continúa. Pasaron unos minutos y el doctor terminó.

— Su madre está en buenas condiciones — explica el médico — Hizo bien en reposar ahora su salud está estable pero eso no quiere decir que no deba cuidarse…

— Disculpe doctor — lo interrumpo — Mi madre lleva un día aquí ¿Cómo es posible que haya estado en reposo en un plano tan corto?

— Oh, señorita pensé que…

— ¿Está preparada para que pueda subir a un avión? — mire incrédula a Azriel.

— Sí pero tendrá que estar pendiente de ella y cuidar su presión si se eleva — continuó el hombre — Y tomar su medicina a cada cinco horas ni más ni menos señor Hatzis.

— Muchas gracias por su tiempo doctor — Azriel saluda al doctor y lo acompaña a la salida.

— Un honor trabajar para usted señor.

El silencio es incómodo en la habitación donde miro fijamente a mi madre. Ella solo mira sus dedos jugando con ellos, tomó aire mirando al techo y rogando que no me hayan mentido. Mis piernas no deciden acercarse a ella, minutos en lo que Azriel regresa me quedo de pie a distancia de mi madre con mis lágrimas al borde de soltarlas.

— Madre — suplique con mi voz temblorosa — ¿Desde cuándo estás aquí? ¿Y que sucedió realmente?

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