Mundo ficciónIniciar sesiónLa ciudad estaba cubierta por una neblina espesa, y en el penthouse reinaba un silencio cargado. Cyrus permanecía encerrado en su despacho, hundido en documentos que ya no confiaba ni en leer. Blair lo observaba desde la puerta, con la sensación de que la herida en su interior crecía con cada minuto.
Ella no podía esperar a que él reaccionara. Sabía que si quería detener a Roldán, debía moverse por su cuenta. Y esa noche, lo haría. Sabía que el muy infeliz era quien estaba haciendo todo esto con la ayuda de Balmaceda.Con un bolso pequeño colgado al hombro y el número de Fabrizio marcado en su teléfono, salió sin hacer ruido.—Es ahora o nunca —susurró para sí misma mientras bajaba al garaje.Fabrizio la esperaba en un auto discreto, lejos de los guardias de Cyrus. La miró con ojos cansados, pero cargados de complicidad.—¿Estás segura de esto? —preguntó.—Más que nunca. Necesito algo que no deje lugar a dudas. Un arma contra de






