Mundo ficciónIniciar sesiónLa lluvia caía sobre la ciudad como si el cielo mismo quisiera lavar sus pecados. Desde los ventanales del penthouse, los relámpagos iluminaban la silueta de los rascacielos, y el murmullo constante de las gotas contra el vidrio se mezclaba con el silencio cargado que llenaba la habitación.
Cyrus entró con pasos firmes, sin molestarse en quitarse el abrigo ni soltar la copa de whisky que sostenía en la mano. Sus ojos, oscuros y encendidos, no buscaban el horizonte de la ciudad, sino la figura que lo esperaba junto al ventanal: Blair, con el cabello suelto cayéndole sobre los hombros, los brazos cruzados, como si supiera que esa noche no habría tregua.Él cerró la puerta con un golpe seco.—¿Desde cuándo hablas con Roldán a espaldas mías? —su voz salió baja, grave, como un trueno contenido.Blair no se movió. No parpadeó siquiera.—No lo busqué. Él me encontró. Y lo sabes —respondió, firme, aunque sus manos apretaban más de lo que debía lo






