El guardia se quedó atónito y sin palabras después de tener que eschuchar su conversasión, Isabel que parecía haber hablado simplemente del clima, tampoco quiso molestarlo más con su ridícula situación, únicamente sonrió y subió sin más.
El escritorio de Mariano estaba completamente vacío, a diferencia del suyo que casi siempre desbordaba en papeles. Él siempre llevaba una vida despreocupada y sin presiones de nada. Incluso su horrenda madre le cubría sus travesuras e infidelidades como si fuera natural.
Pero ella… Lo único que tenía en la vida era su madre, sin embargo, aún ella se preocupaba más por su padre que lo único que había hecho en su vida era despreciarla, que por su hija.
—Je, qué ironía…
Recordando a Mariano, decidió salir a casa para que no la molestara, aunque ya sabía con quién se encontraba, debía molestar a esa despreciable mujer de alguna manera.
—Ya estoy harta.
Se dijo a sí misma, mientras apretaba las correas de su bolso. Lo que no sabía, era que su "amada"