Eirikr se sienta a recapacitar un momento; todos los presentes se dan cuenta de lo que ha dicho.
—¿Ella sabe que asesinaste a su padre? —pregunta el Rey de la mafia.
—No, y júrenme que de sus bocas jamás saldrá esa información.
—Lo haremos, pero tienes que decirnos por qué ella es tan importante y por qué estás tan inmensamente decidido a todo con ella —demanda Patrick, su padre.
El príncipe de la mafia se debate entre decirle la verdad a su padre y al comité principal o quedarse callado.
—Ella me salvó aquella noche que desafié a los Gold Toad. Esa noche… pasaron cosas entre nosotros. Estoy seguro de que la hija que tiene es mía. Lo comprobaré, pero lo sé: es mi hija.
Patrick, que deambulaba por la habitación con un cigarrillo, toma asiento.
—Una nieta…
—Sí, una nieta de cinco años, mi hija. Estoy seguro de ello.
—Pero dices que la tienen que rescatar del padre. ¿Qué hay de la custodia? —pregunta Elio, el Avocato.
—Por eso he venido a buscarlos. El maldito ha pedido medio millón de dó