Jefe posesivo.
—Amor, ¿podemos volver otro día al parque? —. Aylin se agachó a la altura de Chris.
—Pero ¿Por qué? —, protestó torciendo los labios en una mueca que dejaba claro su descontento.
Aylin le acunó la cara entre los huecos de sus manos.
— Porque papá está mal y nos necesita. Un caballero debe cuidar de las personas—, le convencía con voz infantilizada, y el pequeño asintió y suspiró a la vez, sin dejar de mirar hacia los carritos chocones.
Damián negó moviendo la cabeza, no quería sacrificar la diversión del pequeño y se oponía a que lo acompañaran, pero Aylin ganó la batalla.
Como doctora, ver a alguien sufrir y quedarse de brazos cruzados era algo imposible para ella, por lo que en el camino hacia el banco le pidió a Enrique hacer una parada en una farmacia.
—Entendido, señora —, le contestó obediente mirando a través del retrovisor.
—Enrique, ¿quién es tu jefe?, ¿Aylin o yo? — le reclamó Damián al hombre con tono cargado de reproche.
—Usted señor Zadoglu.
—Entonces si la orden no vi