Leonard
Ya habíamos llegado a la mansión. Eran las diez de la noche y el cansancio nos caía encima. Analisse caminaba con los pies arrastrados, agotada, casi sin fuerzas. La ayudé a subir al cuarto y, apenas entramos, se dejó caer sobre la cama.
—Estás muy cansada —le dije acariciando su rostro—. ¿Quieres cenar algo?
—No... No quiero cenar nada —respondió apenas en un susurro—. Solo quiero acostarme.
—Entonces acostémonos —le propuse con una sonrisa suave, y me recosté a su lado.
Nos quedamos abrazados, en silencio, dejando que el ritmo de nuestras respiraciones nos arrullara. La sentí relajarse poco a poco hasta que noté que se había quedado profundamente dormida. La besé suavemente en la frente y me levanté con cuidado, sin despertarla.
Entre a mi habitación, y le pedí a Paul, un té de manzanilla bien cargado, mientras esperaba prendí la televisión y busco algún anime que me distrajera, sin embargo, no había nada que llamara mi atención, pero de repente me acordé que tenía que abrir