Analisse
Ya me habían dado de alta, pero con la condición de que debía seguir un tratamiento estricto. El médico fue muy claro: tenía que tomarlo al pie de la letra. A pesar de eso, me sentía un poco mejor, aunque todavía débil. Nunca imaginé que una simple alergia se saliera tanto de control. Me provocó falta de aire, palpitaciones, y un cansancio que no se me quitaba con nada. Estaba convencida de que ese químico fue demasiado potente. A veces incluso pienso que la chica lo hizo a propósito… pero no quiero volverme paranoica.
Leonard no ha dicho ni una palabra en todo el camino. Está molesto, eso es evidente. Ni siquiera me dirigió la mirada cuando salimos del hospital. Solo abrió la puerta del auto y esperó que subiera sin decir nada. Sé que está así porque no le hice caso. Le dio órdenes a María para que yo me quedara en la mansión descansando, y en vez de obedecer, salí sin avisar. Le pedí a María que no dijera nada, que por favor lo mantuviera en secreto, pero claro… no funcio