Felipe se quedó dándole vueltas al asunto, intentando recordar si, en alguna de esas pocas veces que estuvo con ella, había olvidado usar protección. Pero siempre llegaba a la misma conclusión: era extremadamente cuidadoso con eso.
Con todas las mujeres con las que había estado, siempre había usado preservativos. Excepto con dos. Su esposa... y aquella mujer misteriosa, ¡ah y Sofía!, pero eso fue cuando se pensaba casar con ella.
Santiago, al notar a su amigo sumido en pensamientos, se acercó y le dijo con tono grave:
—Es mejor que hables con ella. Me advirtió que, si no aceptas reunirte, publicará la noticia en las redes sociales.
Hizo una pausa, permitiendo que el peso de sus palabras calara hondo, y añadió:
—Imagínate el impacto que eso tendría en tu matrimonio.
Felipe meditó durante un rato, su rostro reflejaba una mezcla de frustración y determinación. Finalmente, expresó con firmeza:
—No estoy dispuesto a reunirme con una mujer desequilibrada como ella. Dado que, si c