Bruno no estaba de acuerdo con ella. Sabía perfectamente que todo esto era una trampa para que su hermana cayera, y él no iba a ser tan tonto como para dejarla ir directo a la boca del lobo.
—Si sabes que es una trampa, ¿por qué insistes en ir? —le preguntó, molesto y preocupado.
Mariana le respondió con firmeza:
—No lo sé… pero no creo que los secuestradores me quieran a mí, porque saben a qué familia pertenezco. Más bien, pienso que debe ser por algo más… y eso es lo que quiero averiguar primero.
Además, no deberías preocuparte tanto —añadió con una leve sonrisa—. ¿No fuiste tú quien dijo que tengo a los mejores hombres cuidándome?
Y tenía razón. Lo mejor de lo mejor de las Sombras estaba asignado a proteger a Mariana. Ella era su VIP más importante. Protegerla era prioridad absoluta.
Luego Bruno le dijo con firmeza:
—Prefiero que estés lejos del peligro.
Después de eso, ambos guardaron silencio en la línea. Y él fue quien, finalmente, lo rompió cuando dijo:
—¿Por qué no dejas que t