Ya en la noche, Mariana seguía tomando sus anticonceptivos, porque estaba convencida de que embarazada no podía estar.

Felipe, que la había visto, no le dijo nada, ya que sabía que, si ella estuviera embarazada, esas pastillas no le harían ningún daño al niño. Luego pensó: ¿y si lo estuviera?, y se sonrió por dentro, lleno de felicidad.

Mariana, al notar esto, se sorprendió. No entendía por qué Felipe no le había dicho nada al verla tomar los anticonceptivos, especialmente cuando ella le había prometido que le daría un hijo lo más pronto posible.

Se le quedó mirando por un momento, pero luego pensó que tal vez él no había notado qué clase de pastilla había tomado. Entonces, simplemente siguió aplicándose sus cremas para el cuidado de la piel, como si nada.

Por otro lado, Sofía estaba pensando qué hacer para poder deshacerse de Anna, pero no se le ocurría nada. Consideró utilizar el consejo que Mariela le había dado tiempo atrás, pero pronto se dio cuenta de que, para ese plan, necesi