Bethania se había precipitado al lado de Celeste, quien se había quedado petrificada, sosteniendo sus mejillas con ambas manos, sin poder creer que Celia hubiera reaccionado así. Diletta, aunque desconocía la historia completa, era perspicaz y rápidamente se percató de que Agustino no había defendido a Celeste.
—¿No saben que esta desgraciada fue quien ordenó eliminarme? ¿Lo sabías, papá? —inquirió Diletta, avanzando hacia él. Había trazado un esquema en su mente y, aunque no comprendía por completo, intuía que si él había pagado un rescate por Celia era porque la necesitaba para algo. Y ella sacaría provecho de esa necesidad. —¿Dónde me encontraste? ¿Quiénes fueron los que ella envió a asesinarme?—Yo no hice eso... —intentó defenderse Celeste, pero al