Sus palabras se clavaron en mí como esquirlas de hielo, enviando un escalofrío que se deslizó por mi columna vertebral. ¿Qué había estado tramando Fabrizio durante todos estos años desde aquellos incidentes oscuros y violentos? Había pasado más de dos décadas desde que esos eventos desgarradores sacudieron nuestras vidas. ¿Por qué revivir todo ahora? ¿Qué maquinaciones bullían en su mente? 

 No había tiempo para interrogantes; de repente nos encontrábamos en el aeropuerto privado, y con pasos veloces nos embarcamos en su jet personal.

Yo, el cuarto hermano Garibaldi, siempre había marchado al unísono con mis hermanos. Formábamos una alianza inquebrantable, compartiendo travesuras juveniles y defendiéndonos mutuamente ante cualquier adversidad. 

 A diferencia de mis hermanos, más inclinados h