ALONSO:
La mirada de Celia, había dejado una marca indeleble en mi memoria y alimentaba cada uno de mis movimientos. La determinación de hacer justicia por mi propia mano se fortalecía con cada pensamiento de ella, y no había espacio para la clemencia en este juego peligroso que estábamos jugando.
Mientras ajustaba la máscara transparente sobre mi rostro, asegurándome de que no quedara expuesto a las manchas de la venganza que estaba por servir, clavé mi mirada en Concetta. Sus ojos, espejos del terror más absoluto, no lograban desviar la mía, cargada de una promesa oscura. —¿Creíste que podías hacer lo que me hiciste y salir ilesa? ¿O es que acaso no sabes el lema de los Garibaldi? Nosotros ni olvidamos ni perdonamos, y siempre nos la cobramos, Concetta. Hoy es el día en que me las cobraré todas —dije mientras cortaba s