Hay momentos en la vida en que te detienes y te preguntas: ¿cómo llegué aquí? Esta noche, mientras me miro en el espejo de cuerpo entero, apenas reconozco a la mujer que me devuelve la mirada. El vestido negro de seda se adhiere a mi cuerpo como una segunda piel, el escote en la espalda desciende peligrosamente, y los tacones de aguja me elevan varios centímetros. Nathaniel lo eligió personalmente. "Para esta noche", dijo, dejando la caja sobre mi cama esta mañana antes de marcharse.
Hace apenas tres meses, yo era Sophie Miller, una abogada prometedora con sueños propios y una vida ordenada. Ahora soy la señora Blackwell, al menos en apariencia. Una mujer atrapada en un contrato matrimonial con el hombre más poderoso de la ciudad. Un hombre que me mira como si quisiera devorarme y, lo más perturbador, es que una parte de mí anhela ser devorada.
El timbre suena puntual. Nathaniel nunca llega tarde.
Cuando abro la puerta, su mirada me recorre de pies a cabeza, deteniéndose en cada curva