Capítulo 101. Como perra en celo.
Mientras, en Tijuana.
Patricia estaba furiosa con Miguel cuando él sobrepasó su autoridad como padre de Mariana y le permitió irse junto a Irina.
—Si no te agradan mis métodos, ahí está la puerta, ¡lárguense! Yo soy el dueño de esta casa y aquí no hay más autoridad que la mía. Mientras duerman bajo mi techo y se traguen mi comida, tendrán que cumplir mis órdenes —exigió Miguel después de los reclamos de Patricia, e Ignacia, que estaba escuchando todo, alzó las cejas.
Patricia se quedó muda, no supo qué decir ni cómo reclamar. Simplemente, se quedó parada en su lugar viendo cómo Miguel salía por la puerta y arrancaba en su camioneta.
—¿Y tú a dónde demonios vas? —preguntó Patricia al ver a Ignacia con maletas en las manos y a sus hijos a su costado.
—Te dije que me iría antes de que el barco se hunda, y no quieras impedirme nada. No soy una niña, puedo denunciarte. Total, no eres mi madre. Con mis hermanas y conmigo jugaste hasta ahora; aquí se acabó —Patricia tampoco pudo hacer más qu