Capítulo 96. La boda.
Narrador.
Mariela también buscaba con la mirada a su hermana, le urgía decirle que la casarían con un hombre abusivo, y su única esperanza era que ella la ayudara a evitar ese matrimonio, porque, aunque ahora no quiere estar con Ramón, eso no significa que deba caer en la garra de un hombre malvado y con mala fama.
La coordinadora había subido para avisarle a Irina que debía salir ya. Entonces, detrás de ella apareció Fernando.
—Si me permites llevarte al altar me harás más feliz… ¿podrías dejar que este viejo sentimental te lleve de su pobre brazo? —dijo con ternura.
Irina sonrió cordialmente, le encantaba la forma de ser de su suegro.
—No podría encontrar un mejor brazo para que me lleve hacia mi amor —respondió, colocando su mano en el brazo de Fernando—. Ah, suegro, y está usted demasiado guapo con ese esmoquin —lo elogió, y Fernando sintió que sus mejillas se tiñeron como a un crío al que le dedican un piropo.
—Gracias, mi querida hija —rió él, y con Lucrecia y Liseth detrás, fue