CAPÍTULO 72. La que no debía salvar.
Narrador.
Orlando estaba satisfecho y muy emocionado por las buenas fotos que había recibido de parte de su hombre de confianza, que se encuentra en Tijuana trabajando para él, y salió de su despacho rumbo a ver a Irina para mostrarle la prueba que ella está exigiendo.
—¿Ella —señaló hacia arriba— está comiendo bien? —le preguntó a Flor, a quien encontró sirviéndole un té a su madre en la sala de estar, mientras su padre estaba sentado en un sillón disfrutando de una copa de vino.
Noemí soltó un bufido cuando lo escuchó, y Fernando le dedicó una mirada de desaprobación por su actitud.
—Sí, señor, pero sigue muy débil. Los mareos ahora son más constantes que antes. Creo que le vendría bien el aire fresco —le aconsejó el ama de llaves, tratando de ayudar a Irina.
—Esa mujer está enferma. Quién sabe si es una enfermedad venérea la que tenga. Hijo, te puedes contagiar —hablaba Noemí, interrumpiendo la conversación, y Flor empezó a reír quedamente. Noemí no había podido descifrar qué le su