CAPÍTULO 71. No soy tu prisionera.
—Ya buscaré la manera, pero necesito saber qué dijo Clarisa —preguntó, esperando que ella esté de camino. La tensión sexual lo tiene mal.
—Ella dijo que a más tardar mañana estará de regreso —mintió Patricia, porque no había podido comunicarse con ella.
Orlando estaba furioso por sentirse retado por Irina, a quien creyó que tendría muy dócil y aceptaría cada una de sus órdenes, ya que él es quien debe mandar y ella no puede llevarle la contraria. Pero ahora necesitaba comprobar que sus palabras eran ciertas y que está dispuesto a destruirlo todo si no cumple con su pedido.
Sentado en la oscuridad de su nuevo refugio, el despacho, tomó su teléfono móvil y marcó un número que estaba en su historial reciente de llamadas.
—Quiero que ingreses a la hacienda vecina y saques varias fotografías donde se vean claramente los rostros de la familia Cruz —ordenó autoritario, y al otro lado únicamente escuchó un “sí, señor”.
Narra Irina.
No sé por qué Orlando se empeña en continuar haciéndome daño,