CAPÍTULO 7. Provocación en la alacena.
Narrador.
—¿Se encuentra bien?— quiso soltar que Irina parece un ángel, sin embargo, se limitó a no decir más de lo que inventó como excusa.
La nana notó lo que nadie en ese sitio ha podido ver, y ese es el interés de Orlando por su niña, y le asustó lo que percibió que podría pasar. Ella tiene un sexto sentido que le advierte las cosas, y eso sucedía en ese momento.
—No se preocupe usted, que mi niña está bien, y de lo contrario, el señor Miguel llevaría a su esposa a un hospital — enfatizó en la palabra esposa, dejando claro su lugar y que no estaba allí para preocuparse por Irina.
Ya por la tarde llegó el esposo de Irina con provisiones, algunas cosas para la casa, pero en su mayoría para el ganado nuevo y el existente, como pastura y otras cosas.
Ella salió a recibirlo, y a lo lejos Irina alcanzaba a ver a todos los hombres descargando la camioneta. Entre ellos visualizó a Orlando ayudando. Se miraba sexy con esa camisa pegada a su cuerpo. Los bultos pesados hacían que sus músculo