CAPÍTULO 60. Piedad disfrazada de hospitalidad.
Narrador
Como Orlando le pidió, su madre se las ingenió y lo excusó ante todos, inventando una repentina reunión de negocios. Expuso que él estaba tan comprometido con el trabajo que dejaba la diversión a un lado para darle prioridad a sus clientes.
—¿Es cierto que un día como hoy Orlando está trabajando? —preguntó Fernando cuando su esposa se sentó a su lado.
—Hace poco lo llamé y me dijo que se encontraba indispuesto. Tal parece que no se siente bien, por esa razón regresó a la casa —respondió Noemí.
Fernando puso cara de disgusto. Entonces, Noemí recordó las palabras de su hijo:
—Dijo que lo disculparas especialmente contigo, por irse de esa manera. En casa nos dirá cuáles fueron sus motivos.
Él sonrió complacido, porque más que la empresa y sus clientes, lo que de verdad quiere es tener una buena afinidad con su hijo.
Mientras tanto, Miguel aún estaba de pie en su mesa, bebiendo todo el alcohol que pasaba por su lado, riendo a carcajadas de las mentiras que había dicho Noemí. Tení