CAPÍTULO 32. Sonríe o te destruyo.
Narrador.
En cuanto Irina estuvo lista, Miguel sonrió satisfecho y ella le dedicó una mirada cargada de odio.
—Sé que me amas, querida mía. Únicamente estás confundida… ya verás, cuando vuelvas a sentir que soy lo mejor que te ha pasado.
Irina deseaba decirle que, en realidad, al probar a Orlando sintió que él fue lo peor que le ha pasado, porque aunque Orlando la usó, el tipo era un buen amante que la hizo vivir, aunque fuera por un breve instante. Sin embargo, supo que no le convenía echarse más problemas encima cuando Orlando la había dejado, y lo más que podría obtener diciendo tales cosas era que Miguel se burlara de ella.
En cuanto llegaron a un restaurante un poco retirado de la hacienda, él la tomó del brazo, adoptando una pose exagerada para caminar como si se abriera, y ella giró los ojos con fastidio.
Durante la cena con los demás hacendados, Miguel no paró de parlotear, mientras Irina se perdía en sus pensamientos, calculando la manera de encontrar una salida.
—Señora Mart