Capítulo 71. Luna de miel en familia.
Amy Espinoza
El lunes amaneció con un cielo tan limpio que parecía recién lavado. El aire olía a hierba fresca y a esa calma que solo dura unos minutos antes de que la ciudad despierte del todo.
En la cocina de la mansión, el desayuno se había vuelto un pequeño festival. Mía canturreaba una canción inventada mientras trataba de esparcir miel en su tostada sin que se le cayera medio frasco encima.
—Mía, cariño, menos miel o vamos a tener abejas de invitadas —le advertí, riendo.
Ella levantó la vista con la seriedad de quien firma un tratado internacional.
—Pero mami, si es luna de miel, necesitamos muuucha miel —respondió, alargando la última palabra.
Maximiliano, apoyado en el marco de la puerta, dejó escapar una carcajada baja.
—Tiene lógica —dijo, sirviéndose café—. Si nos vamos de “luna de miel”, hay que estar bien abastecidos.
Mía le lanzó una mirada cómplice, esa que solía reservar para sus travesuras más calculadas. Y yo supe en ese instante que los dos estaban conspirando, aun