ALGO NO ESTÁ BIEN.
Unas dos horas después, Alana se arregló su vestido cuando salió del auto, y notó como Ángelo se ponía de su lado para tomarle la cintura.
Y era cierto, la palabra “bar” no cabía para este lugar lujosamente estrafalario, que ya de hecho Alana había visto en las redes sociales.
Había camarógrafos por todos lados y los hombres de Ángelo se encargaron de mantenerlos a raya.
Alana aún podía sentir su piel palpitar por el hombre que tenía al lado, sin embargo, un gran abismo había cambiado entre ellos. O al menos de parte de ella.
Sentía que lo veía de otra manera.
La música invadió sus idos y el aire acondicionado se esparció por su piel. El lugar olía muy bien, y ella pudo ver el humo de la pista, las luces, y las zonas VIP que estaban desplegadas alrededor.
—Es más tranquilo de lo que esperaba… —comentó Alana con tono de cinismo, mientras Ángelo se recostó al sofá a donde los había pasado.
Entonces una mujer casi desnuda llegó y Ángelo le ordenó algo al oído.
—Es una