—Debemos hacer algo para mantenerlos alejados —dije sin ocultar mi rabia.
—Podemos visitar la aldea mañana mismo —sonrió Mael con tono tranquilizador—. Dar cuenta del líder comunal los hará pensarlo dos veces antes de volver a cruzar las colinas.
—Ya lo hacían a pesar de la leyenda de la bruja, ¿no? —repliqué—. Lo seguirán haciendo mientras vivan tan cerca.
—¿Quieres destruir la aldea? —inquirió Brenan sorprendido.
—¿Criarías a tus cachorros con esta escoria acechando a sólo una hora de tu hogar? —pregunté por toda respuesta.
—¿Y qué propone Luna Risa? —intervino Declan conciliador.
—Daremos fuego a la aldea y los cultivos —dije sin vacilar—. Mañana mismo. No podemos comenzar a construir con semejante amenaza tan cerca.