Yo los escuchaba hablar tratando de dar crédito a lo que oía, especialmente cuando Mael soltó una risita entre dientes agachando la cabeza, como dándole la razón.

—Mientras los parias eran libres de ir y venir a las puertas mismas del Valle, lo más razonable era mantenernos juntos, un núcleo tan numeroso y fuerte como fuera posible para defender nuestro territorio —dijo la reina, retomando su enfoque anterior—. Ustedes han cambiado eso, hijos. Ahora lo que necesitamos es dispersarnos para ocupar los nuevos territorios y asegurarnos que no vuelvan a caer bajo el control de los parias. Mantener un liderazgo monolítico a cientos de kilómetros de donde deben tomarse las decisiones no nos aportará ningún beneficio.

—Ya, madre. No precisas repetir tus argumentos. Ahorremos tiempo y dime qué quieres que hagamos.

La reina recuperó su sonrisita irónic